Di que NO este 24-2-19

La defraudación que han de sentir aquellos que enseñan marxismo en Cuba debe ser tremenda. Imagino que de alguna manera evitaron que ningún profesor de esta materia llegara al parlamento cubano, pues en Cuba las cosas se cocinan desde adentro del “aparato” antes de que se pueda oler algo.

Tamaña defraudación de aquellos que se pasaron toda la vida pregonando que el comunismo era la más superior de todas las sociedades y que si bien Cuba aun no lo era iba camino a tal lugar. Y ahora por obra y gracia de unos pocos Cuba elimina esa palabra de su Constitución admitiendo su fracaso en tal empeño y ya no piensa enrutarse hacia allá.

El vocablo comunismo se va a ir de la Constitución, pero en la esencia no se irá de la forma de gobierno de la Cuba actual. El irrespeto a las libertades individuales y la imposición de un poder sobre el pueblo siguen vigentes y se reflejan aún más en ese artículo 5 que pregona que el partido está por encima de la Constitución misma.

Macabro engendro del sistema de gobierno cubano que nadie sabe a qué se parece, si es que a algo se parece.

La esencia de un gobierno por naturaleza anti-democrático viene a encontrar su máxima expresión legal en el ya mencionado Artículo 5 al poner al Partido comunista por encima del pueblo y de la constitución misma. Y es que esa es una de las técnicas de los populista, (léase la más de las veces dictadores), cuando ya no pueden convencer con virtudes y hechos al soberano se le imponen entonces con las leyes para pretender legitimar su permanencia en el poder.

El dictador siempre va a procurar mantener su dominio sobre el Estado que él mismo ha instituido, no podrá para ello valerse siempre del uso continuo de las armas y la represión sistemática. Además de ello necesita obtener el consentimiento de los súbditos, o sea, la legitimación. Es eso los que nos están vendiendo con esta constitucioncita que pretende esconder los verdaderos objetivos en una banal supresión de ofensivos vocablos.

Esto es copia al carbón de los principios de Maquiavelo en su famoso manuscrito a El Príncipe quien aconseja que en cualquier caso se seduzca por la apariencia, aunque haya que manipular la realidad y la opinión de los súbditos. Así es que el populista tendrá que producirse el mismo las condiciones necesarias para legitimar su dominación, sin esperar a que éstas emanen de una espontánea voluntad legitimante de los súbditos.

En otras palabras, nos ofrecen las migajas de quitar la palabra comunismo para que aprobemos una constitución que no refrenda un sistema comunista cuando en realidad lo es, o acaso algo peor aún.

No se engañe nadie en Cuba, ni en el exterior en creer que porque se retira de la Constitución la palabra comunismo significa ello que la dictadura político militar cubana va a encaminarse hacia una sociedad verdaderamente democrática. Ello se trata solo de la jugada política que el momento requiere para congraciarse así la mayor cantidad de votos y legitimar de una vez un engendro de gobierno que no tiene comparación en cuanto a crueldad y represión.

Es una técnica ya muy vieja de camuflaje político y que ya Fidel usó magistralmente desde sus tiempos de la Sierra Maestra y a principios de 1959 cuando afirmó categóricamente que en su gobierno no habría comunismo. Se trata de decir al vulgo lo que este quiere escuchar para conseguir su aprobación y luego hacer lo que le plazca una vez que este ha otorgado legitimidad al dictador.

De aprobar esta constitución, simplemente seríamos embaucados una vez más.

Aunque vale destacar que esto es una pantomima más, pues al final tal proyecto será aprobado y no hay mucho que el pueblo pueda hacer para oponerse. Recuérdese que en Cuba no hay independencia de poderes: todos están concentrados únicamente en el Primer Secretario del Partido, que ni siquiera en el Jefe de Estado y Gobierno.

Así no habiendo posibilidad de imputar los resultados habrá que tomar por ciertos los que la oficialidad publique.

Lo único que nos queda a nosotros, los defenestrados, es ejercer esa resistencia pasiva que hemos venido ejerciendo por años. Esta vez esa misma pasividad debe ser usada para decir que NO. O al menos no votar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *