Camilo Cienfuegos es un personaje místico de la Historia Cubana. Adorado como ningún otro héroe popular su desaparición física en octubre de 1959, a pocos meses del derrocamiento de Batista contribuyó a engrandecer su leyenda.
Camilo fue también un hombre de profundo pensamiento político. Enemigo acérrimo de la injusticia y de la tiranía. Acaso eso pudo costarle su desaparición.
Quiero dejar aquí algunos fragmentos de una carta que escribiera a su amigo Jose Antonio Perez el 10 de mayo de 1956 porque pareciera que en esa carta está describiendo con lujos de detalles lo mismo que hoy sucede en la Cuba nuestra, desgraciadamente después de 60 años y tanto sacrificio.
Es como si la lucha por la que se hizo el Señor de la Vanguardia y por la cual desapareciera físicamente hubiese servido solo para cambiar el nombre del tirano y no las secuelas mismas de la tiranía:
Lo más grave son los (problemas) que atraviesa el país, la situación es insoportable. Si fueras a Cuba quedarías anonadado de las cosas que pasan; los, ciudadanos ya sin los más mínimos derechos; los atropellan, únicamente viéndolo se puede creer. En lo que a mí se refiere, bien me conoces: estoy en todo cuanto sea en favor de nuestra sufrida patria.
(…) policías haciendo como siempre hacen un alarde cochino de fuerza estúpida.
(…) los gritos de cientos de jóvenes, viejos, mujeres, son gritos de pueblo, de pueblo sufrido que quiere o morir o ser libre (…)
(…) la porra traidora y mercenaria que acostumbra a marchar en las manifestaciones, para después emprenderla a golpes contra el pueblo, pegando con manoplas y con cabillas envueltas en papel periódico. (…)
La situación es alarmante, los porristas y la policía se cuentan por cientos esperando como perros de presa a los manifestantes.
Y a pesar de todo hay en Cuba degenerados, (…) que dicen que en Cuba se respira un ambiente de paz y se ejercen libremente las normas y principios democráticos con plenas garantías constitucionales, que hay democracia, que existe la inviolabilidad de domicilio. (…) defendiendo el régimen de fuerza, oprobio, desvergüenza y opresión.
Ya el pueblo está exhausto de políticos parlanchines. Cuba necesita una gran lección y hay que darla, (…) la juventud se apresta a la lucha, (…) es deber nuestro, si no seríamos mal nacidos, el de cooperar de un modo u otro a la causa cubana.
Es imposible para mí permanecer alejado de los problemas. Cuba en estas horas negras necesita de cada ciudadano, de cada hombre, su mayor esfuerzo; el mío fue, es y será pequeño, pero será íntegro para ella.
En nuestro suelo hoy es imposible hablar, ya hasta prohíben pensar.