Suele definirse la cleptocracia (del griego clepto, 'robo'; y cracia, 'poder’) como un sistema de gobierno donde el principal objetivo es el enriquecimiento propio antes que el bienestar social.
Exactamente la Real Academia Española lo define como “Sistema de gobierno en el que prima el interés por el enriquecimiento propio a costa de los bienes públicos.”
No son pocos los países donde se da este tipo de gobiernos, especialmente en los llamados países en vías de desarrollo.
Es allí donde precisamente los gobernantes pueden desviar más fácilmente los fondos públicos para poder amasar grandes fortunas personales, no solo de los jefes de estados sino también de los principales dirigentes del país.
Y es que en una cleptocracia se da, por necesidad de la estructuración del gobierno mismo, la presencia del nepotismo. Pues necesitan los jerarcas del gobierno hacerse de un grupo de testaferros y lacayos que le sean fieles en su propósito de enriquecerse, a los cuales les dejaran también hacerse de alguna que otra fortuna personal.
Normalmente se requiere que ese dinero se destine a paraísos fiscales donde podrá ser no solo lavado sino también estar lejos del alcance de los nacionales a quien se somete. Así estando la economía de los regímenes cleptocráticos destinados a conseguir el enriquecimiento de su casta dirigente la economía se vuelve vulnerable debido a la corrupción que genera el propio gobierno.
No solo sucederá que el ejecutivo se enriquezca, sino que en la aplicación casi legal del nepotismo y en el uso desmedido de testaferros, comprometerá los demás poderes del estado a los designios del ejecutivo. Muchos de estos regímenes hablan de un centralismo democrático sometiendo todos los poderes al del jefe de estado.
De esta manera los cleptócratas se garantizan una total impunidad para su ejercicio de obtener ilimitadas fortunas personales.
“Si el Poder Ejecutivo controla al Poder Legislativo y domina al Poder Judicial, la cleptocracia puede afianzarse y perpetuarse.” (definicion.de)
Las cleptocracias dejan daños irreparables a los países donde se aplican. El uso indebido de las arcas públicas deteriora la economía, generan pocos o ningún empleo. Los problemas sociales no son atendidos debidamente multiplicando así la pobreza y dejando caer el nivel de vida por debajo de los límites de pobreza.
¿Como se materializan estos conceptos en la Cuba de ahora mismo?
Veamos algunos ejemplos que lo ilustran elocuentemente.
Comencemos con el Artículo 5 de la Constitución cubana, este plantea que El Partido Comunista de Cuba es la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado. Coloca así al Partido Comunista y sus dirigentes en fuerzas por encima de la ley. Es decir, sus acciones y decisiones, tienen mayor fuerza vinculante que la ley misma. Con ello están garantizando que sus acciones sean cuanto menos incuestionables.
También el artículo 13 g) establece como uno de los fines del estado afianzar la ideología y la ética inherentes a la sociedad socialista. Es decir, está poniendo al estado en función de la élite partidista y con ello primero que buscar el bien común o la satisfacción de las necesidades colectivas.
Asimismo, en su artículo 19 y 22 a) pone en mano de la élite de gobernantes la responsabilidad o capacidad de decidir por la economía de todos. Vuelve con ello a poner todo recurso en manos de un grupo de dirigentes a expensas del sacrificio del pueblo todo. Y en el Artículo 24 se adueña el estado de todo lo que pueda representar una generación de riquezas.
Los ejemplos son muchos y muy dolorosos, mientras más al interior del país más agudas las diferencias entre una clase de trabajadores desposeída de toda oportunidad de ascender económicamente y de mejorar sus posibilidades de vida y la élite de dirigentes que vive en total opulencia.
Los funcionarios del gobierno tienen acceso a lujosas y fastuosas mansiones mientras el pueblo vive en casas que no aguantan sus propios techos.
Ejemplos recientes muestran los derrumbes donde incluso menores de edad han perdido sus vidas, ninguna de esas viviendas pertenece a ningún funcionario del gobierno o del partido a ninguno de sus niveles.
Mientras un niño de 7 años ya no puede adquirir un vaso de leche para su desayuno, el presidente de la república viste costosas ropas de la marca Puma o relojes de alta gama como un Tag Heuer.
Ellos los dirigentes cubanos viven en lujosas mansiones en barrios exclusivos mientras el pueblo, especialmente el campesinado cubano, vive aun en casas con forros de yaguas y pisos de tierra.
Y no se trata de que no todos somos iguales, sino de que la oportunidades y posibilidades de los pobres en Cuba de ascender y mejorar sus condiciones de vida están condicionadas por un apego a los designios de la clase dirigente. O te conviertes en unos de sus testaferros o no podrás mejorar tus condiciones de vida.
Y solo digo mejorar porque llegar al nivel de los altos funcionarios y sus familiares es casi imposible para un humilde cubano. Ahí están en las redes los videos de Sandro Castro presumiendo de carros de lujo cuando ningún trabajador cubano tiene acceso, por la remuneración del trabajo que presta a adquirir un modesto automóvil.
Los ejemplos sobran, y son todos muy ilustrativos. Y triste es que se den con total impunidad y que se use la máxima norma legal para proteger los privilegios de un grupo de hombres que ha venido a arruinar un país que antes fue próspero y tuvo más oportunidades para todos.
No hay dudas, Cuba es una cleptocracia, de las más crueles del planeta ahora mismo.