La Paradoja Cubana: La Lucha Contra el Capitalismo Mientras Se Vive de Él

Cuba es un caso curioso, una anomalía histórica que desafía la lógica más elemental. Su gobierno, que se proclama abiertamente comunista, logró consolidarse tras engañar a quienes lo apoyaron en su lucha contra Batista, asegurando que no era comunista cuando, en realidad, solo esperaba el momento adecuado para revelarse como tal. Una vez que sintió el poder en sus manos, Fidel Castro trastocó el curso natural de la historia cubana, implantando un sistema que ha sumido a la isla en la miseria más absoluta.

El castrismo ha construido un relato en el que Cuba no progresa debido al «bloqueo» estadounidense, un término exagerado y tergiversado para describir lo que en realidad es un embargo comercial, que en la práctica tiene más peso simbólico que económico. Este embargo, aunque limitado y con múltiples excepciones, sirve como la excusa perfecta para justificar seis décadas de fracaso económico, desabastecimiento y pobreza extrema.

El Sueño de Derribar el Capitalismo

Desde sus inicios, la revolución cubana ha tenido como bandera la lucha contra el capitalismo. Fidel Castro y sus seguidores siempre han asegurado que el capitalismo está en decadencia, que su colapso es inminente y que Cuba simplemente se adelanta a su inevitable caída. Sin embargo, el tiempo ha demostrado lo contrario. Mientras el mundo capitalista sigue innovando, desarrollando nuevas tecnologías, elevando la calidad de vida y multiplicando las oportunidades, Cuba se ha hundido cada vez más en la escasez y el subdesarrollo.

Y aquí es donde se manifiesta la gran contradicción: si los comunistas cubanos luchan por destruir el capitalismo, ¿cómo pueden, al mismo tiempo, culparlo de todos sus males? ¿No debería ser motivo de celebración que Cuba esté aislada del «capitalismo opresor»? Si su modelo económico y social es tan superior, ¿por qué no han logrado prosperar por sí solos?

La realidad es que Cuba no ha sido capaz de sostenerse sin depender de un benefactor. Primero vivió del subsidio soviético, luego de la Venezuela chavista y, en tiempos recientes, ha buscado desesperadamente nuevas fuentes de financiamiento en el turismo, las remesas y el tráfico de influencias en organismos internacionales.

La Hipocresía de un Modelo Parasitario

El gobierno cubano no solo ha fracasado en crear riqueza, sino que ha demostrado ser incapaz de sostenerse sin «chupar» de economías capitalistas. Sin un país que le financie su modelo ineficiente, la isla se desmorona. La ironía es brutal: mientras atacan al capitalismo, dependen de él para sobrevivir. Las remesas enviadas por la diáspora cubana en Estados Unidos –el mismo país que supuestamente los oprime– representan una de sus mayores fuentes de divisas.

Si el socialismo cubano fuera verdaderamente viable, la isla no tendría que mendigar inversiones extranjeras, abrir pequeñas grietas de economía de mercado para evitar el colapso total, ni mucho menos seguir culpando a Estados Unidos de su miseria. La única razón por la que Cuba sigue en la pobreza no es el capitalismo externo, sino el comunismo interno.

La Urgencia de Despertar

Cada generación de cubanos ha sido víctima de este engaño. Se les inculca que Estados Unidos es el culpable de sus desgracias, mientras el verdadero enemigo se sienta en la Plaza de la Revolución. El pueblo sigue sometido, engañado y empobrecido, mientras la élite gobernante goza de privilegios inimaginables en un sistema que dice ser de igualdad.

Es hora de sacudirse de una vez por todas la maldita dictadura y tomar conciencia de que la solución no vendrá de un cambio en la política de Washington, sino del despertar de los propios cubanos. No se trata de esperar a que el mundo capitalista les tienda la mano, sino de luchar por erradicar el sistema que los oprime.

La paradoja cubana solo terminará cuando su pueblo entienda que el enemigo no está afuera, sino dentro. Hasta entonces, la historia seguirá repitiéndose, con nuevas generaciones condenadas a la misma miseria de siempre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *