Reflexiones sobre el Despertar Colectivo: Los Desafíos y Esperanzas del Pueblo Cubano

El problema actual de Cuba no lo puede resolver nadie más que los mismos cubanos. El problema radica en que han sido muchos años los de un gobierno represor y manipulador que ha engendrado un pueblo temeroso y servil. El miedo cala en los cubanos profundamente, tanto que pareciera ser ya una característica genética que se transmite a las nuevas generaciones también, como si el ADN pudiera manipularse con comportamientos psicológicos.

No se trata de que el pueblo tenga armas o no las tenga, se trata del miedo que le corroe incluso la capacidad de pensar y le desvanece la dignidad que ya no saben qué cosa es. Fidel empezó por apoderarse de todo y así convertir al cubano en un ser dependiente que solo podría alcanzar aquello que el estado le permitiera obtener. También arremetió ferozmente contra el cubano que disintiera para ir de a poco condicionando la mentalidad de los demás a pensarlo bien antes de ir contra el gobierno. Así se aseguró de destruir la familia, de minarla y disectarla para que no pudiera ser un ente de unidad contra el poder casi omnímodo del Estado. Acabó también con la amistad, ya no se puede confiar en nadie.

Revelando a antojos Agentes de los servicios de inteligencia y de contrainteligencia creó un pánico común en las personas que ya no podían confiar en nadie porque no sabían quién les podía estar espiando.

Eso ha dado sus resultados después de tantas décadas de gobernar a su antojo sin tener que rendir cuentas a nadie porque el Estado, de acuerdo con la visión castrista, no se equivoca, y menos el Partido que es quien sabe lo que hay que hacer.

Así el cubano se centró en su mundo interior queriendo resolver, si es que podía, sus problemas más personales y sus necesidades más básicas como la alimentación para sobrevivir. Con ello se conseguía también que el cubano perdiera la empatía por quien sufría a su lado, pues en su barbarismo del sálvese quien pueda, los métodos y vías de supervivencia constituían casi un secreto sagrado que exponerlos a otros implicaba la imposibilidad de conseguir la deseada salida.

Por ello hoy a muchos no les importa la situación actual y no harán nada por cambiarla. Incluso los que ya han escapado de allá, no les importa mucho la suerte del que se quedó. Incluso muchos de los cacareados luchadores y defensores de la libertad y los que «desean que Cuba sea libre» no son más que embusteros que lucran a costa del dolor ajeno porque saben bien que el cubano les mirará solo para ver que no conseguirá nada. Porque también fuimos minados con la envidia como carta de presentación. Ver al otro bien nos hacía sentir tan mal que preferías que ese también se hundiera si tú no podías obtenerlo. Dejamos de saber qué es la empatía al cambiarla por la envidia.

El cubano siente mucho miedo. Tanto que prefiere callar antes de intentar mejorar las cosas. Porque tanto es el adoctrinamiento que la mayoría de los cubanos hoy no creen que el cambio solo puede venir de ellos. Pues nos presentaron a los próceres de la Patria como héroes suprahumanos capaces de hazañas que ningún individuo normal y mortal pudiera alcanzar. Por eso muchos no creen que ellos son los que pueden conseguir que las cosas cambien para bien. Pues aún están tan sumisos a la voluntad estatal que creen que ha de venir de parte del estado mismo que los oprime la libertad que anhelan. Pero que ni creen que exista.

Solo cuando el cubano entienda bien y de una vez que en el cambio va en juego la existencia misma de su ser y de sus generaciones emprenderán acciones por conseguir que las cosas cambien. Tan es así que solo el cubano se atrevió a levantarse cuando temía por su propia vida en el 11J de 2021. Y los pocos movimientos posteriores se han apagado con migajas a sus reclamos individuales de comida y corriente sin entender a reclamar un cambio total para el país porque en el miedo que padece el cubano el subconsciente le traiciona y lo lleva a emprender un acto que supuestamente no vaya en contra del poder del Estado.

El cubano fue suprimido de su fe y se le obligó a entender que Fidel y el Partido eran sus dioses y es difícil rebelarse contra ellos y el poder que ostentan. Y los pueblos sin fe se convierten en masas sumisas que no alcanzan a encontrar las fuerzas para sacudirse el mal que los destruyen porque no hay un ente externo en quien poner un poco de esperanza para llenarse de las fuerzas y de las ideas que se requiere para sobreponerse.

Los esclavos soportan años y hasta siglos siempre con una resistencia pasiva pidiendo a cualquiera que fueran sus dioses que le librara de las opresiones y vejámenes que sufrían. El cubano no cuenta con ese recurso. Así que no le queda más que resignarse.

No será fácil la liberación de Cuba si no despiertan todos los cubanos de una vez y al unísono del letargo y de la enajenación en la que tantos años de adoctrinamiento les han sometido.

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